Seguramente en varios momentos de la vida te has llegado a plantear objetivos para el alcance de determinadas metas que, indistintamente del origen, todas han sido encaminadas u orientadas hacia un mismo propósito de realización personal o profesional al materializar algo en concreto que idealizabas con todas las fuerzas de tu ser. Y esta estructuración que ha sido empleada para el diseño de dicho plan efectivo que ayuda a la culminación del proyecto, es la que regirá a su vez todo en lo que nos enfoquemos de ahora en adelante, desde los aspectos más triviales hasta los que garantizan una estabilidad al mediano o largo plazo en cualquier tipo de ámbito que nos podamos imaginar.
Pero reforzar estas ideas no es para nada fácil, ya que requiere de una paciencia en extremo para abordar los pros y contras, viendo al detalle las dos caras de la moneda para hacer un análisis exhaustivo con el cual nos sintamos relativamente seguros de ir por el trayecto correcto y sin tropiezos. Por lo tanto, hay que procurar centrarse para no tirar por la borda lo que podría significar para nosotros un antes y un después en lo que concierne al mundo laboral, especialmente cuando se trata de una oportunidad que no podemos desaprovechar a través de una puerta que se nos abre al futuro con nuestra participación en una entrevista de trabajo.
Datos previos para superar exitosamente este reto
Quizá cuando leemos la combinación de ésas tres palabras, entrevista de trabajo, empecemos por tambalear tal y como si estuviésemos experimentando un movimiento telúrico que sólo nosotros mismos podemos percibir en nuestro cuerpo, lo que en definitiva es apenas una de las tantas posibles manifestaciones que tienen lugar en el organismo y es completamente normal que suceda. La razón, es porque sencillamente nos estamos jugando el todo por el todo con la idea de lograr, más allá de un cargo que sirva de sustento para satisfacer necesidades individuales o del núcleo familiar, una opción que nos permita expandirnos y crecer hasta convertirnos en los mejores de nuestra profesión.
Es por ello que no se puede tomar de buenas a primeras ni con ligerezas un compromiso de evidentes magnitudes, donde estaremos inmersos en medio de una suerte de competencia en la que varios colegas estarán optando por calificar para un puesto laboral que supere las condiciones de nuestra calidad de vida, que por mucho dará un salto vertiginoso y en ascenso si se nos brinda ése chance de ser aceptados. Sólo que, como en todo proceso de selección, se debe cumplir con ciertos parámetros para los cuales sería ideal estar preparados para que no nos vaya a tomar tan de sorpresa y en especial, si no tenemos antecedentes en la materia como para conocer bien el manejo.
En este sentido, para no llevarnos recuerdos desagradables si estamos ante lo que será nuestra primera vez en un reto de tales magnitudes, lo mejor es tomar precauciones y ser cuidadosos con memorizar la información colocada en el resumen curricular que hemos enviado vía correo electrónico o, en su defecto, entregado personalmente a la oficina de recursos humanos de la empresa a la que nos hayamos postulado. Con este primer paso ya habremos avanzado bastante, siendo el siguiente igual o hasta de mayor importancia que el anterior, dado que nos corresponde hacer un estudio de dicha corporación o institución de carácter público o privado y, específicamente, del área a la que aspiramos para tantear con suficiente firmeza el terreno al cual nos expondremos cuando seamos convocados.
Categorización del cuestionario y maneras de responderlo
Y nunca sabremos exactamente cómo nos irá hasta que finalmente nos enfrentemos con esta responsabilidad que es inherente de la etapa adulta, abandonando los miedos de ése adolescente interno que en ocasiones aflora en nosotros, pero que no podemos permitirnos surja en este caso puesto que nos restaría muchísimos puntos al intentar despertar la atención del reclutador. De modo que no podemos darnos el lujo de ser impuntuales e irrespetuosos, sobrepasando las propias pautas o reglas de estricto cumplimiento que sean establecidas por el personal encargado de llevar a cabo esta prueba oral, donde se nos citará luego de haber analizado nuestro curriculum que, para el momento, debieron memorizarlo tan bien como uno.
La naturalidad será clave para no caer en el juego de las presiones que terminan por ponernos nerviosos y hasta, muchas veces, contradecirnos en lo que decimos por precipitarnos a responder rápidamente por salir del paso, por lo que es idóneo llegar temprano y si se puede, unos cuantos minutos antes para estar reposados y con la mente despejada. Asimismo, aparte de calmarnos y relajarnos contando hasta diez (en casos extremos se recomienda tomar unas gotas de valeriana), debe privar la cordialidad por encima de cualquier otra cosa para que fluya un intercambio basado en el respeto que no perjudicará en lo absoluto nuestro desenvolvimiento, sino que por el contrario mostrará nuestro lado más humano y el conocimiento de las normas de cortesía.
De una forma muy simple estaremos abiertos a una conversación amistosa que no ha de ser confundida con confianza, que sólo la tenemos únicamente con familiares y amigos y no con conocidos que están por saber más acerca de nosotros, recabando datos que les resulten útiles en base a la guía que han elaborado minuciosamente para considerar ser admitidos o no por ellos y en función a las decisiones de un superior. Sin importar si se sigue un orden cronológico en la estructura que ellos armaron en su cuestionario, lo fundamental es dar respuestas acertadas y lógicas que no sean evadidas en ningún instante, estimando que el tiempo ha de ser corto y preciso para aquéllas de menor relevancia que pueden ser realizadas al comienzo o al final de la entrevista, tomándonos todo el que sea necesario para las de carácter personal con las partes positivas y negativas de nuestra forma de ser, además de la experiencia en el plano de formación académica y laboral resaltando lo mejor que nos han dejado cada una de ellas y cuáles son nuestras aspiraciones y contribuciones a la empresa.
Consejos adicionales que contribuyen a la selección
Si pensamos que para nosotros no es fácil, también debemos colocarnos en el lugar de la persona que funge de entrevistador y si es pertinente, plantearle algunas inquietudes con el fin de romper el hielo y hacer más amena la interacción que deberá mantenerse bidireccional independientemente de la circunstancia. A ciencia cierta no existe una fórmula rígida que nos indique si tendremos cabida a una sección dentro de la entrevista para aclarar las dudas que atraviesen por nuestra mente, pero es oportuno que no nos quedemos callados y que hagamos todas las que se nos ocurran siempre y cuando se relacionen al trabajo.
Hay que establecer una coherencia que vaya hilando los puntos hasta ir creando conexiones armónicas que fijen los límites que nos dejen al margen de lo permitido, con el afán de no complicarnos mucho ni apresurarnos con falsas expectativas elaboradas en los confines de nuestra mente, que puede divagar y especular respecto a un tema que hasta no ser resuelto rebotará de un lado a otro como una pelota de ping-pong en el cerebro. Así que, si se nos ha dado ésa concesión, aprovechemos al máximo para explotar nuestras virtudes creativas y realizar preguntas de calidad que nos vinculen con la empresa como las exigencias, normativa vigente y más sobre lo que sigue después de cumplir este requisito.