
La granada, por su composición, está considerada por los científicos como uno de los principales superalimentos de la dieta mediterránea, según indican Expertos de la Universidad Miguel Hernández (UMH)
España es uno de los principales productores de granada de la Unión Europea, con la recogida de más de 79.000 toneladas anuales en una superficie de cultivo que supera las 5.300 hectáreas. Se cuenta con variedades autóctonas de gran valor nutritivo, además de derivados como zumos y extractos.
A pesar de ser uno de los principales productores, el consumo interno de este superalimento y sus derivados no es tan común como cabría esperar. Llama poderosamente la atención que mientras países como Italia, que ha multiplicado su producción por 5000 en los últimos 10 años y prácticamente en su totalidad para consumo interno, o EE. UU., Japón, Corea del Sur e India han disparado su consumo, España mantiene sus cifras estables y el consumo no crece a pesar de ser un referente mundial en dieta mediterránea.
La granada y en concreto su zumo ha sido objeto, desde hace más de dos décadas, de más de 1.200 estudios científicos, posicionándose como una de las bebidas más saludables del mercado. Expertos de la Universidad Miguel Hernández (UMH) de Elche han realizado múltiples estudios (1) que avalan los beneficios de la fruta y su zumo de producción local, elaborado con variedades Mollar y Wonderful, con máximas puntuaciones en estudios de contenido en polifenoles, aceptación sensorial y relación calidad/precio.
Así, por ejemplo, la capacidad antioxidante de la granada es hasta cuatro veces superior al té verde, según una investigación conjunta del CEBAS-CSIC y la University of California (Davis) (2) y, entre otras propiedades, reduce significativamente la dosis de cortisol (la hormona del estrés), previene el desgaste muscular e impacta en la función cognitiva y física.
Además, la granada es de los pocos alimentos que contiene punicalagina, compuesto antioxidante del tipo elagitanino, que le confiere gran parte de sus beneficios para la salud. La punicalagina es el polifenol de mayor peso molecular conocido, al transformarse en el intestino en ácido elágico y urolitinas desarrolla efectos protectores contra el estrés oxidativo, la inflamación, enfermedades crónicas y envejecimiento celular, convirtiéndose en un potente aliado para superar el síndrome postvacacional y la astenia otoñal tanto en adultos como en niños.
¿Qué son el síndrome postvacacional y la astenia otoñal, cómo afectan y cómo combatirlos?
El conocido como «síndrome postvacacional» la vuelta a la rutina o la «vuelta al cole» tras las vacaciones de verano está identificado como un trastorno adaptativo que suele durar entre 1 y 3 semanas tras la incorporación a la rutina. Puede provocar fatiga, irritabilidad, ansiedad, tristeza, falta de concentración y apatía, pudiendo ir acompañado de falta de concentración y somnolencia.
Algunos estudios estiman que afecta en torno al 30% de los adultos y que entre el 20% y el 30% de los niños experimentan síntomas significativos, relacionados con la ansiedad por la readaptación, los cambios en el ritmo circadiano, las exigencias y sociales.
No es una enfermedad, pero ha sido analizado en el contexto laboral, psicológico y de salud pública por reputadas empresas y mutuas laborales que estiman que les provoca, además de los citados síntomas, percepción de menor energía en entre un 30 y un 66%, impactando en la productividad laboral.
La denominada «vuelta al cole» conlleva un cambio significativo en los horarios, actividades y entorno social de los niños, pudiendo influir en su bienestar físico y psicológico con ansiedad, irritabilidad y cambios de humor (más agudos en niños con necesidades educativas especiales como TDAH, donde la transición puede ser más difícil), físicos con cansancio y alteraciones del sueño, y dificultad de concentración. El aumento de la actividad física y mental (clases, deberes, extraescolares) tras las vacaciones incrementa la demanda energética del cuerpo siendo los más pequeños (3-6 años) los que suelen tener más dificultades debido a su menor capacidad de autorregulación emocional.
La astenia otoñal es una fatiga física y psíquica que afecta de manera temporal provocada por la adaptación del organismo a los cambios de la estación, como menor número de horas de luz y descenso de las temperaturas. Sus síntomas pueden ser cansancio intenso, somnolencia, falta de concentración, apatía y bajo estado de ánimo.
La correcta adaptación con hábitos saludables, ajuste gradual de horarios, apoyo emocional, dieta equilibrada -mediterránea-, suficiente hidratación, ejercicio regular y una buena exposición a la luz solar ayudarán en la transición.
Los beneficios de la granada para la salud de adultos y menores son tan altos que países como Dinamarca y Suecia han incluido la granada como fruta habitual en el menú de los colegios, por ello la granada se perfila como un potente aliado para superar la vuelta a la rutina y la astenia otoñal.