La oratoria puede percibirse como una misión suicida para muchos, pero si sigues leyendo, podrás salir vivo de ello realizando los ejercicios para aprender a hablar en público.
En algún momento de tu vida te tocará tener que hacerlo. El miedo y el pánico no son opciones viables, pues nadie tendrá que comprender que a merced de éstos es por lo que deberían tener compasión de tu aversión por dirigir palabras que paladearán cientos o miles de oídos. En realidad, es una aversión al éxito. La realidad es que pierdes una oportunidad valiosa, y eso al universo no le importa.
¿Qué pasa si tenemos miedo?
Nuestro cerebro obedece a un viejo instinto de supervivencia inherente en cada uno de nosotros, y del que no deberíamos intentar prescindir, pues es nuestra principal herramienta de control de calidad. Cuando alguien nos habla con una voz acompasada por la desgana o la falta de ánimos, o cuando lo hacen titubeando o fracturando el discurso en muletillas, esa persona solo puede inspirar una cosa: inseguridad.
Nadie prestará atención a una persona llega de inseguridades, pues no conviene a nuestro cerebro seguir procesando información que pudiera ponerlo en peligro. Si tu encajas en ese perfil, necesitas ejercicios para aprender a hablar en público.
Empieza por lo esencial
Si quieres tomarte en serio los ejercicios para aprender a hablar en público, tienes que empezar por entender conceptos a los que debes adecuar tu forma de ver el discurso, como una conversación, un monólogo que habla a través de tu garganta:
- Cuida el lenguaje corporal, haz uso de ademanes deferentes.
- Buen tono de voz.
- Cero divagaciones.
- Modulación
- Manos al frente e ilustrando lo que intentan decir tus palabras.
- Mensaje claro y conciso, sin interrupción, medido por el vibrato y la consistencia vocal.
- Mirar desde arriba al receptor, hacerlo sentir pequeño.
¿Quieres saber cómo emplear esto correctamente? Aprende mucho más con más fiables. Habla en público, seduce, deja una impresión y obtén todo lo que te propongas.