Normalmente cuando se habla de deuda la gente la percibe como algo negativo, una serie de cuotas que recortan el salario y que hay que eliminar tan pronto como sea posible.
Pero el crédito no siempre es malo, de hecho, uno de los ejes centrales de la obra de Robet Kiyosaki es precisamente aprovechar la capacidad de endeudamiento para generar más ingresos.
Deuda Mala: Dinero que sale de tus bolsillos
Una deuda mala es aquella que sólo genera egresos una vez adquirida. Los ejemplos en este punto son los más frecuentes: comprar ropa, un auto, electrodomésticos, suscripciones a revistas, etc.
Todo esto lo compras a crédito y mes a mes destinas una parte de tu salario sin recibir un retorno sobre tu inversión.
El problema con la deuda mala es que al realizar el avalúo de lo que compraste, después de transcurrido cierto periodo de tiempo, no tienes ni un solo céntimo de ganancia.
Desafortunadamente el estilo de vida consumista impulsa constantemente este tipo de crédito y la escasa educación financiera le impide a la gente del común apreciar otras alternativas de inversión.
Deuda Buena: Dinero que sale de tus bolsillos y regresa con más dinero
Una deuda buena igualmente la pagas a través de una serie de cuotas, pero esta vez no es un gasto, sino una inversión.
Un ejemplo sencillo es la remodelación de tu casa con el crédito: comprar una serie de materiales no sólo hará de tu hogar algo más estético, sino que al venderla tendrá un valor superior.
De eso se trata muchas veces el negocio de bienes raíces: tomar una casa desvalorizada y fea, remodelarla y venderla para tomar utilidades.
Una denominación popular para este tipo de deuda es la de apalancamiento financiero.
Consigues un crédito de libre inversión y, en lugar de gastarlo en bienes materiales o educación, lo utilizas para financiar un proyecto que se transforme en un nuevo ingreso.
La rentabilidad generada por tu inversión te permite cubrir las cuotas de la deuda, de modo que la deuda inicial se transformó en toda una serie de activos e ingresos pasivos.
Es muy importante analizar a conciencia la inversión a realizar. Muchos entusiastas de inversiones en activos solicitan crédito creyendo a ciegas en su talento para los negocios y terminan no sólo perdiendo el dinero de su inversión, sino también con una deuda enorme que tendrán que pagar con su salario.
En lugar de pensar en gastar cada vez más con tus tarjetas de crédito abre tu mente a las perspectivas de negocio: ¿en dónde puedes colocar tu dinero para que genere una rentabilidad que te permita generar un nuevo ingreso?