
Terminamos los estudios de la secundaria y, al cabo de poco tiempo, iniciamos clases en un instituto de educación superior para optar por un título que haga constar que contamos con una base de formación profesional y, al menos hasta aquí, pareciera ser que todo pinta muy bien pero ¿qué hay de las denominadas pasantías académicas? Son una experiencia gratificante y enriquecedora que, quizá para muchos, sirven para toparse con su primer empleo aunque sea sólo para adquirir conocimientos en el área de su interés, pero no dejan de ser simplemente un débil reflejo de lo que realmente ocurre con un trabajo de verdad.
Y es porque las condiciones cambian por completo cuando toca hacer frente a la dura realidad de un entorno donde hay que armarse de una paciencia casi inagotable, una vez que nos seleccionan para ocupar un determinado cargo dentro de la empresa de nuestra preferencia, donde el trabajar bajo presión se convierte en una premisa diaria. Pero previo a quedar en dicho puesto, es necesario que cumplamos con una serie de exigencias mínimas que son parte del protocolo de cualquier oficina de recursos humanos, la cual estará en la obligación de recabar nuestros documentos para ir armando un expediente con todos ésos datos que les hemos aportado al momento de suministrarle nuestro curriculum.
Preparación que se ha de tener antes de enfrentarla
Lo principal para atender el llamado a una entrevista de trabajo es tener a la mano el resumen curricular que, por supuesto, es nuestra mejor carta de presentación ante el mundo con una síntesis de todos los atributos que nos caracterizan de una manera muy concisa pero suficiente como para demostrar de qué estamos hechos y cuáles son nuestras capacidades. Evidentemente, en contraste estarán las limitaciones que no se deberían plasmar aquí, sino tenerlas en cuenta para conversarlas más adelante en caso de pasar por el filtro del cuestionario de forma oral que nos harán después para conocernos a través de interrogantes perfectamente diseñadas y estructuradas.
Antes que dejar a los nervios hacer de las suyas en nuestro cuerpo, lo vital será mantener la calma y cordura relajándonos sin anteponernos demasiado a los acontecimientos, dado que la naturalidad y espontaneidad con la que nos expresemos el día de la cita serán dos de los elementos claves a ser asimilados por quien nos atienda. Si pecamos de odiosos, prepotentes o arrogantes e, incluso, si tuvimos una mala noche o múltiples inconvenientes para llegar hasta el lugar, no hay que permitir darnos el lujo de pagar los platos rotos con la persona que nos reciba, siendo puntos que nos resten empatía y hagan lucir como unos verdaderos ególatras.
A fin de cuentas, debemos entender que estaremos a prueba por expertos en la materia que están claramente capacitados para detectar todas las señales que emitamos desde que lleguemos y saludemos, hasta las muestras que consideremos más insignificantes de nuestro lenguaje corporal que juegan un papel sumamente preponderante, en combinación con la postura al sentarnos y la ubicación de nuestros ojos que deben estar en dirección a la del interlocutor. Estas características van a ir anotándose, no precisamente en un cuaderno al instante de estar entrevistándote, pero sí que calarán en la mente de dicho profesional que ahondará en los mínimos detalles que expongas, los cuales también pasan por la vestimenta escogida, los accesorios utilizados e higiene personal que no han de descuidarse.
Posibles preguntas a realizar por el entrevistador
Y, si pensabas que estar bien presentables en la fecha a la que nos han citado para la entrevista de trabajo es lo único en lo que se fijarán, pues te equivocaste y probablemente no estés siquiera al tanto de lo que es exactamente un examen de este tipo, lo cual no deja de causar angustia hasta en los más experimentados ya que de ello depende su futuro laboral. En este sentido, si es tu primera vez y quieres enfrentarte exitosamente a un reto de tal naturaleza, debes saber que nada puede agarrarte desprevenido si lo que deseas con tus fuerzas es ser admitido e ingresar de inmediato a la vacante disponible para ti.
Siempre hay que tomar riesgos en la vida y así como éste, antes de aventurarnos corresponde conocer detenidamente a la empresa a la que aspiramos entrar por mérito propio como cualquier otro mortal, lo que marcará sin duda alguna la diferencia con los demás competidores que quedarán en desventaja y serán fácilmente descartables si no poseen estos datos básicos. Tiene total coherencia que sepamos información relevante como la trayectoria con sus respectivos fundadores, misión y visión, objetivos y el organigrama que la constituye, aparte de las campañas que ha realizado como parte de algún programa social o si cuenta con una fundación que impulse estas actividades.
Como tampoco podemos dejarlo todo a la memoria, la solución idónea es armar un breve mapa mental que nos ayude a realzar solamente con pequeñas pinceladas aquello que creamos sea de mayor importancia, sin caer en superficialidades y siguiendo a nuestra propia intuición que sabrá cómo guiarnos u orientarnos para dar los pasos correctos y encaminarnos con buen pie hacia esta suerte de test. En cuanto hayamos reunido lo de más valor, lo próximo es prepararse con un ensayo donde se incluyan las categorías que lo componen que pueden ir desde las típicas preguntas personales de contenido capcioso que no han de intimidarnos en ningún momento, hasta las que vayan en retrospectiva con una cronología de las distintas situaciones de carácter positivo y negativo del pasado y presente en los diferentes ámbitos donde nos hemos desenvuelto, sin olvidar los planteamientos futuros y los anhelos que están intrínsecos a la oferta a la cual nos estamos postulando.
Aspectos que se consideran para ser elegible
Nunca sabremos cómo nos ha ido en una entrevista hasta que finalmente conozcamos los resultados que, a diferencia de las pruebas presentadas a nivel educativo, no contienen una calificación sino que se manejan bajo otro esquema o nomenclatura que se ajustará a los instrumentos de medición que así dispongan los reclutadores. En definitiva, son varios los factores que se destacarán más allá del curriculum vitae que hemos entregado que, aun siendo bastante brillante o, en cambio, sencillo en extremo, será apenas una representación de las virtudes que moldean a nuestra personalidad y que no nos definen como los mejores o peores dentro del campo laboral, ya que cada quien tiene un talento innato al que sólo toca enfocarse un poco para primero explorarlo y, posteriormente, explotarlo para sacarle el máximo provecho.
Por lo tanto, la simplicidad será un punto de honor que, sumado a la cordialidad y el respeto en conjunto con un trato amable y cortés, generarán una impresión más notable que mil hojas de vidas abultadas con cualquier cantidad de referencias que, en algunos casos, son irrelevantes por no reunir las expectativas que se requieren para la dependencia a la que se opta. Y entre miles de candidatos sobrevivirán los que, además de demostrar que sí son buenos en lo que saben hacer con todo lo que se han preparado con esfuerzo y dedicación a lo largo de los años, amen ésa labor y le impriman su sello personal hasta dejar una huella digna de admiración por sus compañeros y colegas de carrera.